En la guerra chino-japonesa, un soldado se niega a cumplir una orden que considera inhumana. Lejos de ahí, en París, una joven embarazada y su tío huyen perseguidos por los nazis. En Tokio, una enfermera cruza la ciudad asediada por las bombas; debe llegar rápido a su casa, donde su madre convaleciente la espera. En el camino, encuentra y pierde a una niña y revive una vez más el horror de la violencia. Igual que el soldado, igual que la joven embarazada que huye.
En tiempos más recientes, en 2007, un hombre felicita a una violista por un concierto que acaba de dar. Le recomienda un libro que habla de la obra que ella interpretó, la sinfonía N. º 8 de Shostakóvich, que evoca una matanza de trabajadores en 1905 en la Rusia de los zares. Ese encuentro casual, ese libro, marcarán su destino. Lo que ahí se narra es la historia de su abuelo, un joven japonés violista como ella, y su abuela; sus vidas marcadas por la añoranza y el desencuentro.
Con un dominio deslumbrante del arte de narrar, Akira Mizubayashi urde una trama perfecta que relaciona a todos los personajes, del presente y del pasado, hasta el sorprendente final. El telón de fondo es la guerra, las pérdidas, el azar que devuelve la esperanza, la magistral sinfonía de Shostakóvich. Igual que en Alma partida, su excelente novela anterior, la prosa dulce y exquisita de Reina del corazón es una celebración del amor, de la persistencia de la memoria.
En la guerra chino-japonesa, un soldado se niega a cumplir una orden que considera inhumana. Lejos de ahí, en París, una joven embarazada y su tío huyen perseguidos por los nazis. En Tokio, una enfermera cruza la ciudad asediada por las bombas; debe llegar rápido a su casa, donde su madre convaleciente la espera. En el camino, encuentra y pierde a una niña y revive una vez más el horror de la violencia. Igual que el soldado, igual que la joven embarazada que huye.
En tiempos más recientes, en 2007, un hombre felicita a una violista por un concierto que acaba de dar. Le recomienda un libro que habla de la obra que ella interpretó, la sinfonía N. º 8 de Shostakóvich, que evoca una matanza de trabajadores en 1905 en la Rusia de los zares. Ese encuentro casual, ese libro, marcarán su destino. Lo que ahí se narra es la historia de su abuelo, un joven japonés violista como ella, y su abuela; sus vidas marcadas por la añoranza y el desencuentro.
Con un dominio deslumbrante del arte de narrar, Akira Mizubayashi urde una trama perfecta que relaciona a todos los personajes, del presente y del pasado, hasta el sorprendente final. El telón de fondo es la guerra, las pérdidas, el azar que devuelve la esperanza, la magistral sinfonía de Shostakóvich. Igual que en Alma partida, su excelente novela anterior, la prosa dulce y exquisita de Reina del corazón es una celebración del amor, de la persistencia de la memoria.