«Conocí los relatos de Hombre en la orilla mientras Briante los estaba escribiendo. El libro incluye tres extensos relatos y una nouvelle que reconstruyen la vida de un pueblo de la provincia de Buenos Aires; cada relato es autónomo, pero cada uno de ellos modifica o complementa una historia anterior. El joven que llega al pueblo después de varios meses de ausencia en dos de los mejores cuentos del volumen puede ser visto como el cronista secreto que instaura la leyenda y la mitología del lugar. La presencia desviada y elíptica de alguien que es y no es de ahí –que recibe y soporta el rumor malicioso y los dichos hostiles que forman parte de su vida– define el aire altivo y la trama letárgica del libro. La ira, el odio y el rencor subyacen como una maldición bajo el estilo sosegado y elegante de Hombre en la orilla. Difícil encontrar en nuestra literatura la furia corrosiva y la calidad de estas historias inolvidables.»
Del prólogo de Ricardo Piglia
«Conocí los relatos de Hombre en la orilla mientras Briante los estaba escribiendo. El libro incluye tres extensos relatos y una nouvelle que reconstruyen la vida de un pueblo de la provincia de Buenos Aires; cada relato es autónomo, pero cada uno de ellos modifica o complementa una historia anterior. El joven que llega al pueblo después de varios meses de ausencia en dos de los mejores cuentos del volumen puede ser visto como el cronista secreto que instaura la leyenda y la mitología del lugar. La presencia desviada y elíptica de alguien que es y no es de ahí –que recibe y soporta el rumor malicioso y los dichos hostiles que forman parte de su vida– define el aire altivo y la trama letárgica del libro. La ira, el odio y el rencor subyacen como una maldición bajo el estilo sosegado y elegante de Hombre en la orilla. Difícil encontrar en nuestra literatura la furia corrosiva y la calidad de estas historias inolvidables.»
Del prólogo de Ricardo Piglia