Las carreteras, los coches, la soledad y la aventura empapan estas Crónicas de motel, un libro de «historias rotas», fragmentos autobiográficos, relatos y poemas admirablemente servidos por una escritura rápida y escueta.
Crónicas de motel fue el punto de partida de París, Texas: «el film que yo había querido hacer en los Estados Unidos estaba ahí, en ese lenguaje, esas palabras, esa emoción americana. No como un guión, sino como una atmósfera, un sentido de la observación, una suerte de verdad» ha afirmado Wim Wenders.
Las carreteras, los coches, la soledad y la aventura empapan estas Crónicas de motel, un libro de «historias rotas», fragmentos autobiográficos, relatos y poemas admirablemente servidos por una escritura rápida y escueta.
Crónicas de motel fue el punto de partida de París, Texas: «el film que yo había querido hacer en los Estados Unidos estaba ahí, en ese lenguaje, esas palabras, esa emoción americana. No como un guión, sino como una atmósfera, un sentido de la observación, una suerte de verdad» ha afirmado Wim Wenders.