Es verano y ella está sentada en la butaca de un tren. Entre las manos lleva un bolso naranja, único recuerdo de su madre. Se aleja de su mundo conocido, de una relación amorosa de años, de la maternidad que no fue, de un cuerpo que envejece. También de la ciudad. La protagonista narradora de Casi perra deambula por escenarios cada vez más salvajes y, a medida que avanza, va dejando atrás su pasado hasta perder el eje de todo lo que parece definirla en su condición humana, incluso el habla.
Erotismo, cuerpo y deseo son algunos paisajes en los que se mueve Leila Sucari para narrar, desafiando los bordes, la transformación de una mujer que explora las dimensiones de lo animal, la locura y el amor. Una novela que se lee sin soltar el aliento de principio a fin.
Es verano y ella está sentada en la butaca de un tren. Entre las manos lleva un bolso naranja, único recuerdo de su madre. Se aleja de su mundo conocido, de una relación amorosa de años, de la maternidad que no fue, de un cuerpo que envejece. También de la ciudad. La protagonista narradora de Casi perra deambula por escenarios cada vez más salvajes y, a medida que avanza, va dejando atrás su pasado hasta perder el eje de todo lo que parece definirla en su condición humana, incluso el habla.
Erotismo, cuerpo y deseo son algunos paisajes en los que se mueve Leila Sucari para narrar, desafiando los bordes, la transformación de una mujer que explora las dimensiones de lo animal, la locura y el amor. Una novela que se lee sin soltar el aliento de principio a fin.