Pete Banning era el hijo predilecto de Clanton, Mississippi, héroe condecorado de la Segunda Guerra Mundial, patriarca de una notoria familia, granjero, padre, vecino y miembro incondicional de la Iglesia metodista. Una mañana de octubre de 1946 se levantó temprano, condujo hasta la ciudad y allí cometió un asombroso crimen. Las únicas palabras que Pete pronunció ante el sheriff, sus abogados, el jurado, el juez y su familia fueron: "No tengo nada que decir". No temía a la muerte y estaba dispuesto a llevarse sus razones a la tumba.
Pete Banning era el hijo predilecto de Clanton, Mississippi, héroe condecorado de la Segunda Guerra Mundial, patriarca de una notoria familia, granjero, padre, vecino y miembro incondicional de la Iglesia metodista. Una mañana de octubre de 1946 se levantó temprano, condujo hasta la ciudad y allí cometió un asombroso crimen. Las únicas palabras que Pete pronunció ante el sheriff, sus abogados, el jurado, el juez y su familia fueron: "No tengo nada que decir". No temía a la muerte y estaba dispuesto a llevarse sus razones a la tumba.