Hace poco, Andrés Calamaro me dijo que había empezado a escribir porque no quería que lo escriban. En eso anda: ya ha publicado un volumen con sus textos, y seguramente vendrán otros. Por eso es que este libro no intenta escribirlo, sino que simplemente reúne todo lo que ya fue escrito. Se trata de una antología de todos los artículos, ya sean entrevistas, reseñas o columnas, que escribí sobre Calamaro durante los últimos veinticinco años. Su columna vertebral son las entrevistas que hicimos juntos acompañando la salida de cada uno de sus discos, especialmente los más difíciles o delicados, de Honestidad brutal en adelante. Las acompañan miradas de todo tipo, ya sean reseñas que se pretenden imparciales como confesiones y recuerdos en primera persona, y algunas charlas con otros músicos que fueron sus compañeros de ruta. Confío que el resultado final sea, sino el más completo, al menos el más honesto de los retratos posibles de un cuarto de siglo lleno de canciones, discos y declaraciones, de un periodismo nunca ortiba y siempre cómplice, en el que el cronista para ser fiel a lo que cuenta deba estar igual que el entrevistado: hasta las manos.
Martín Pérez
Hace poco, Andrés Calamaro me dijo que había empezado a escribir porque no quería que lo escriban. En eso anda: ya ha publicado un volumen con sus textos, y seguramente vendrán otros. Por eso es que este libro no intenta escribirlo, sino que simplemente reúne todo lo que ya fue escrito. Se trata de una antología de todos los artículos, ya sean entrevistas, reseñas o columnas, que escribí sobre Calamaro durante los últimos veinticinco años. Su columna vertebral son las entrevistas que hicimos juntos acompañando la salida de cada uno de sus discos, especialmente los más difíciles o delicados, de Honestidad brutal en adelante. Las acompañan miradas de todo tipo, ya sean reseñas que se pretenden imparciales como confesiones y recuerdos en primera persona, y algunas charlas con otros músicos que fueron sus compañeros de ruta. Confío que el resultado final sea, sino el más completo, al menos el más honesto de los retratos posibles de un cuarto de siglo lleno de canciones, discos y declaraciones, de un periodismo nunca ortiba y siempre cómplice, en el que el cronista para ser fiel a lo que cuenta deba estar igual que el entrevistado: hasta las manos.
Martín Pérez