La periodista pampeana Lenny Cáceres convoca en este libro a muchas de las voces territoriales que han sido silenciadas durante siglos. Palabras que construyen una red que las sostiene y les brinda las herramientas para gritar juntas contra la violencia machista. Frente a la sumisión a la que el patriarcado ha destinado a las mujeres, estas páginas dan lugar a la voz colectiva, esa que se vuelve necesaria cuando los cuerpos siguen siendo violentados por las instituciones, por los medios hegemónicos y por el propio Estado que, muchas veces, sigue mirando hacia otro lado cuando a diario, a las mujeres y diversidades sexuales, las siguen convirtiendo en estadística y placa roja. “El periodismo feminista llegó para desnudar al patriarcado, contar sus formas y sus trampas”, nos dice la autora mientras despliega las claves para entender no solo un presente que atraviesa los cuerpos, sino además la importancia de mirar hacia atrás y entender cuál es el origen la opresión. Este libro presta la voz, escribe Nadia Maribel Muñoz en el prólogo. Un inventario de recursos, entrevistas y artículos periodísticos, construyen un encuentro de palabras que muestra las experiencias individuales y los hilos colectivos con los cuales se van tejiendo las tramas de las femineidades.
En La transversalidad del género, la autora nos muestra el camino recorrido por esos territorios que conoce y disputa para seguir sumando a la lucha transfeminista, poniendo este entramado en primera plana. Las hace visibles para sacarlas del lugar del silencio. “Es la visibilización y el reconocimiento de las múltiples formas de opresión que puede experimentar una mujer, las cuales se articulan, transversalizan y terminan profundizando aún más la ya existente –desde el nacimiento– opresión sexista”, explicó la escritora venezolana Esther Pineda. En un contexto donde la sociedad intenta reconstruirse, las mujeres escritoras toman protagonismo disputando esos lugares históricamente ocupados por varones. Ningún espacio será cedido. Las calles y los territorios siguen siendo el espacio donde los derechos serán conquistados.
La periodista pampeana Lenny Cáceres convoca en este libro a muchas de las voces territoriales que han sido silenciadas durante siglos. Palabras que construyen una red que las sostiene y les brinda las herramientas para gritar juntas contra la violencia machista. Frente a la sumisión a la que el patriarcado ha destinado a las mujeres, estas páginas dan lugar a la voz colectiva, esa que se vuelve necesaria cuando los cuerpos siguen siendo violentados por las instituciones, por los medios hegemónicos y por el propio Estado que, muchas veces, sigue mirando hacia otro lado cuando a diario, a las mujeres y diversidades sexuales, las siguen convirtiendo en estadística y placa roja. “El periodismo feminista llegó para desnudar al patriarcado, contar sus formas y sus trampas”, nos dice la autora mientras despliega las claves para entender no solo un presente que atraviesa los cuerpos, sino además la importancia de mirar hacia atrás y entender cuál es el origen la opresión. Este libro presta la voz, escribe Nadia Maribel Muñoz en el prólogo. Un inventario de recursos, entrevistas y artículos periodísticos, construyen un encuentro de palabras que muestra las experiencias individuales y los hilos colectivos con los cuales se van tejiendo las tramas de las femineidades.
En La transversalidad del género, la autora nos muestra el camino recorrido por esos territorios que conoce y disputa para seguir sumando a la lucha transfeminista, poniendo este entramado en primera plana. Las hace visibles para sacarlas del lugar del silencio. “Es la visibilización y el reconocimiento de las múltiples formas de opresión que puede experimentar una mujer, las cuales se articulan, transversalizan y terminan profundizando aún más la ya existente –desde el nacimiento– opresión sexista”, explicó la escritora venezolana Esther Pineda. En un contexto donde la sociedad intenta reconstruirse, las mujeres escritoras toman protagonismo disputando esos lugares históricamente ocupados por varones. Ningún espacio será cedido. Las calles y los territorios siguen siendo el espacio donde los derechos serán conquistados.